EN BÚSQUEDA DE UNA EDUCACIÓN DE EXCELENCIA
El País, 6 de julio de 2003, p. A.15
Tiene razón Francisco José Lloreda, ex ministro de educación, en lo que dice en su nota del domingo 29 sobre una Educación de calidad. Su análisis es certero y merece ser estudiado. Quizás faltó, en su descripción de los mejores modos para lograr que los estudiantes verdaderamente aprendan, una referencia al tema de la educación diferenciada, frente a la coeducación. Porque parece ser que hay una tendencia actual contraria a lo que treinta años antes se había querido convertir en paradigma: la educación mixta. Diversos trabajos de investigación desarrollados recientemente en varios países europeos y en Estados Unidos, destacan que entre las escuelas de mayor rendimiento académico están muy bien situadas la de enseñanza no mixta. Así, al menos, se desprende de los resultados de las investigaciones que se presentaron en un simposio Internacional organizado por un Centro Universitario vinculado con la Universidad Complutense de Madrid, en septiembre de 2001: “La educación de mujeres y de varones en el tercer milenio: entre el código genético y el código social”.
De acuerdo con las ponencias de dicho simposio, hoy comienza a reunirse suficiente material académico que permite replantearse lo que algunos admitían sin ninguna duda como lo mejor en la pedagogía moderna: la coeducación. Incluso algunos grupos feministas en Alemania, que se constituyeron como adalides de la educación mixta en los años setenta, defienden ahora las escuelas separadas para mujeres, como un medio para garantizar la igualdad de oportunidades.
Según los estudios presentados tanto para los varones como las mujeres, ponen en evidencia el interés de las investigaciones en el ámbito de la psicología de la diferencia: la constatación de que niños y niñas interactúan de modo diverso, y su propio modo de ser repercute notablemente en la práctica educativa cotidiana. Los que abogan por la psicología de la diferencia parecen apoyarse en distintos factores. Por un lado, los rasgos de tipo biológico, que para unos investigadores no son más que una cuestión hormonal, pero para otros guardan relación con las diferencias en la estructura cerebral por sexos. Y por otro, la influencia externa, familiar y educativa, a lo largo de las primeras etapas del desarrollo de los niños.
De hecho, en el análisis del rendimiento académico de niños y niñas en los colegios mixtos y en los colegios de educación diferenciada, hay variaciones notables en materias bien determinadas, que inquietan a muchos estudiosos de la pedagogía. Vale la pena abrir bien los ojos y estar atentos al desarrollo de las más recientes investigaciones. Un tema del que seguramente nos puede ilustrar mejor un estudioso como el doctor Lloreda.
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